Foto: Mica Sant |
Una fantástica forma de disfrutar de la montaña en invierno, sin aglomeraciones y sin colas, es apuntarse a una excursión con raquetas de nieve. El trayecto escogido ha sido el camino de los Araneses, situado en el valle de Benasque, dentro del Pirineo oscense.
La ruta, que ha durado algo más de dos horas y media, comienza en Llanos del Hospital, cruza el río Ésera, se adentra en una zona boscosa de pino negro y llega hasta el Pla d’Están, al pie del Portillón de Benasque, antaño paso histórico para el transporte de mercancías entre Francia y España.
El día ha amanecido soleado, limpio y brillante, lo que ha permitido contemplar un cielo azul intenso recortado por las pardas montañas, la nieve blanquísima recién caída y el verde negruzco de los árboles; colores casi planos, sin matices ni apenas sombras: todo un disfrute para la vista. Pero, sin duda, lo que más me gusta de estas salidas al campo o a la montaña es el aire, frío y puro, y el silencio, salpicado apenas de un rumor de viento o de agua y de algún pajarillo, no sé si valiente o despistado. Con este ánimo, uno vuelve renovado a la ciudad… y a la rutina.
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