No hay mucho que decir sobre este plato, salvo que se prepara en muy poco tiempo y está muy bueno. Se trata de una forma algo menos sobria de comer verdura, por lo que aportan la bechamel y el queso.
Foto: Mica Sant |
Ingredientes para 2 personas
300 g de espinacas (frescas o congeladas)
150 g de zanahoria
2 dientes de ajo
250 ml de leche
15 g de harina (una cucharada rasa)
Nuez moscada
Aceite de oliva virgen
Sal
Elaboración
1. Se cuecen las espinacas en agua hirviendo con sal durante 3-4 minutos, se escurren y reservan (se descongelan si son congeladas).
2. Se pican los dientes de ajo y, en una sartén con 2 cucharadas de aceite de oliva, se saltean a fuego fuerte sin dejar de remover durante 5 min, junto con las zanahorias cortadas en dados. Antes de que el ajo se queme, se añaden las espinacas y se saltean.
3. Se agrega la harina, se cocina un poco y se vierte la leche para que quede como una crema. Se pone un poco de nuez moscada rallada y se pone a punto de sal. Se reparten las espinacas y zanahorias en cazuelas independientes, se espolvorean con queso rallado y se gratinan 1-2 min en el horno hasta que el queso esté fundido y dorado.
Es interesante saltear las zanahorias, en vez de cocerlas, para que queden un poco crujientes, así se genera un contraste muy agradable con las espinacas. Espero que disfrutéis de este plato, que se puede hacer en grandes cantidades y conservar en el congelador en cazuelitas para ir sacando a conveniencia.
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Espinacas y zanahorias con bechamel
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